Rábano
Raphanus sativus
Reino:Plantae
Diviciòn: Magnoliophyta
Clase: Magnoliopsida
Orden: Brassicales
Familia: Brassicaceae
Genero: Raphanus
Especie: Raphanus sativus
Descripción:
Planta
anual o bienal de raíz axonomorfa. Tallo de 20-100 cm, erecto, poco ramificado, glabro o algo
hispido en la base. Hojas basales de hasta 30cm, pecioladas, en rosetas, lirado-pinnatisectas, con 2-3 pares de
segmentos laterales y uno terminal de mayor tamaño, sub-orbicular; las
superiores, de ovadas a oblongo-lanceoladas. Racimos de 10-50 flores con pedicelos de 5-15 mm en la antesis, 10-30 en la fortificación. Sépalos de 6-11 mm y pétalos 15-20 mm, blanco-rosados o violetas más o menos
veteados. Los frutos son silicuas indehiscentes de 30-60 por 6-12 mm, erecto-patentes con
artejo valvar residual de 1,5-2,5 mm, sin semilla], raramente monospermo y el superior de 25-70 por 8-15 mm,
cilíndrico, longitudinalmente estriado, con 2-10 semillas y terminado en un
pico cónico de 10-15 mm. Dichas semillas, de 3-4 mm, de contorno elipsoidal
truncado, reticulada-estriadas y de color verde cuando son inmaduras y que se
tornan pardas en la madurez, están inmersas en un tupido tejido esponjoso
blanco que se desarrolla durante esta maduración.
Origen:
El origen del rábano se ha situado en China, aunque se considera que han sido los antiguos egipcios y babilónicos los primeros que supieron aprovechar sus virtudes, a tenor de los registros que se conservan de la época.
La dieta habitual de los egipcios, reservaba un papel fundamental a alimentos tales como el ajo, la cebolla, el pepino y el rábano, los cuales proporcionaban un buen aporte energético, así como una mejor protección contra las enfermedades. Incluso se ha llegado a considerar que los constructores de pirámides consiguieron desarrollar un esfuerzo físico tan titánico gracias al consumo de estos alimentos tan virtuosos.
Posteriormente, el rábano también fue muy valorado en las culturas griega y romana, siendo estos últimos los responsables de la difusión de su consumo por toda Europa gracias a su política de expansión territorial.
En el siglo XII, el médico italiano Matthaeus Platerius destacó por escrito las virtudes medicinales del rábano: “cuando se come rábano negro cocido es eficaz contra la tos provocada por grandes humores”.
Actualmente, su consumo está bastante denostado en occidente, solo hay que pensar en la expresión Me importa un rábano, para valorar el papel que en nuestro subconsciente colectivo le concedemos a esta maravillosa hortaliza, aunque en las tierras del lejano oriente, el rábano goza de una alta valoración.
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